Sinaloa presente en la
45 FIL del Palacio de Minería, 2024

Nos congratula enormemente y no deja de suscitarnos un gran entusiasmo —no exento de cierta felicidad— la presencia de Sinaloa como estado invitado a la 45 edición de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería, que a través de su Facultad de Ingeniería, organiza la Universidad Nacional Autónoma de México, y que este 2024 se celebra del 22 de febrero al 4 de marzo. El presente encuentro es una oportunidad y un espacio importante para mostrar, compartir, conversar y generar un discurso —muchos discursos— en torno a la poesía, el ensayo, la narrativa y, en general, la multifacética literatura que actualmente se escribe en el fértil territorio de los once ríos; que además de productivo en términos agrícolas e industriales; lo es también, en el terreno de las artes, la educación, la cultura, la investigación académica y el ejercicio del pensamiento.

El Palacio de Minería es un lugar de encuentro y en la presente edición de esta fiesta de los libros somos los invitados especiales. Acogemos con mucha alegría y agradecimiento la invitación. Nos sentimos en forma. Es decir, en las mejores condiciones para compartir y departir con los anfitriones y demás convidados a este gran banquete bibliográfico y literario. Decenas de títulos y autores nos acompañan en esta estancia. Los libros —como si de panes se tratara— que podemos ofrecer, son múltiples; y los precios que manejamos, accesibles para todo lector-lectora que tenga interés en adquirirlos. Nadie que nos visite podrá marcharse sin llevarse al menos dos, tres; y, de ser posible, una decena o más de los volúmenes expuestos.

La cultura y el quehacer poético literario en Sinaloa tiene una larga historia. Durante el siglo XIX y principios del XX, destacan los nombres de pensadores y poetas como Pablo de Villavicencio, El Payo del Rosario; Antonio Rosales, Ignacio Ramírez, El Nigromante; Jesús G. Andrade (considerado el gran poeta romántico de Sinaloa). En plena época porfiriana, amparados en un modernismo que introdujo estilos, formas y ritmos, encontramos a Genaro Estrada, Sixto Osuna, Cecilia Zadí y Enrique González Martínez, entre otros. Posteriormente, tenemos a Enrique González Rojo y  Gilberto Owen. En esta lista cabría incluir también a Norma Bazúa, Jaime Labastida, Ana Belén López, Mario Bojórquez, A.E. Quintero, Jesús Ramón Ibarra, Rubén Rivera, César Cañedo, Mijail Lamas, entre otros muchos, pero no nos alcanzaría el espacio aquí disponible para citar todos los nombres que merecen ser citados y que actualmente conforman el gran linaje de la poesía sinaloense.

En lo que a narrativa se refiere, el canon pasa por Herberto Sinagawa, Antonio Nakayama, Héctor R. Olea, Dámaso Murúa, Inés Arredondo, César López Cuadras, Irene Montijo, Leónidas Alfaro, Yolanda Villaseñor, Rubén Rocha Moya (actual gobernador de Sinaloa), Cecilia Pablos, Rosy Paláu, Élmer Mendoza, Alfonso Orejel, Dina Grijalva, Juan Esmerio Navarro, Raquel Cota, César Ibarra, Javier Valdez, Juan José Rodríguez, Aleyda Rojo, Eduardo Ruiz, Ernestina Yépiz, Geney Beltrán, Agustina Valenzuela, Miguel Tapia y una enorme lista de jóvenes talentos que en los últimos años se han afianzado dentro de las letras regionales y que ya son parte de ese amplio escenario que es la literatura en México.

En este sentido, pensar que la cultura, la poesía y la literatura sinaloense es periférica no sería del todo real. Nos asumimos como centro. Todo sucede dentro y al mismo tiempo, a nuestro alrededor. Somos un territorio abierto y en lo que a conocimiento, arte, creación y ejercicio de pensamiento se refiere no creemos en fronteras ni en límites impuestos. Estamos en la FILPM para compartirlo todo. Además, nuestro espacio ha sido diseñado para compartirse con ustedes; y el programa a realizar: presentaciones de libros, conferencias, conversatorios, lecturas en voz alta, también. Visítennos. Vengan a conversar con nosotros y llévense nuestros libros para que esa conversación continúe por siempre.